¿Por qué no todos entienden el argumento a favor del libre comercio?

Este post está inspirado en un capítulo de "La paradoja de la globalización", escrita por Dani Rodrik, en el que intenta dar una respuesta alternativa al hecho de que la defensa del proteccionismo aún predomina en grandes sectores sociales, y que no son coincidentes con una parte analfabeta de la población.
Ya tuvo su lugar esta confrontación los cambios económico-sociales que tuvieron lugar en el siglo XVII y XIX, cuando las desigualdades en las rentas nacionales resultaron muy acuciadas a causa del mercantilismo masivo emprendido por Gran Bretaña. A partir de aquí, el desarrollo de las teorías socialistas y marxistas procederán a formular el modelo alternativo de la sociedad, organizada en clases sociales antagónicas (burguesía y proletariado). Pero en el ámbito económico, el libre comercio trae a su vez varias cuestiones polarizadas: la entrada libre de productos extranjeros más baratos, provoca automáticamente la caída de los precios nacionales en aquellos productos que no pueden hacerle la competencia. Esto perjudica, en esencia, al sector productivo de la población, en concreto campesinos, que no tardarán en revolucionarse para exigir mayor protección a las instituciones estatales. Pero en un contexto en el que la democracia aun no ha llegado a su punto culmen, poco puede hacer un gobierno poco interventor, que tan solo actúa en la economía recaudando una capa de impuestos que salvaguarde ciertas instituciones de defensa nacional, y poco más. 
Ya en época de entre guerras, los países, devastados, adoptaron políticas de crecimiento y de ayuda estadounidense para alcanzar un nivel de producción nuevamente considerable. Los felices años 20 crearían una atmósfera casi imperceptible de un crecimiento sobreproductivo que acabaría derivando en grandes recesiones económicas. Así, la adopción de medidas proteccionistas como solución a la sobreproducción, provocó el estancamiento del comercio. Los estados que fundamentaban sus economías en la exportación, como Japón, cuyo principal cliente era Estados Unidos, se vieron singularmente afectados. Las relaciones internacionales que trabajosamente se habían logrado recomponer a partir de 1924 se quebraron. A ello se añadió el abandono del patrón oro por parte de Gran Bretaña. En 1931 la libra británica, muy afectada por el déficit externo y las quiebras bancarias, sufrió una depreciación que la llevó al abandono del patrón oro, arrastrando en su devaluación a las monedas vinculadas a ella. Ya vemos, que aunque el proteccionismo proteja a ciertos sectores nacionales, en el largo plazo las propias industrias pierden competitividad a causa de una tecnología poco eficiente. Los costes se hacen demasiado alto y la mano de obra barata ya no es suficiente. Si la economía no crece, hay que pedir dinero prestado.  
original aquí

¿No está llevando Trump al fin y al cabo una política restrictiva en el comercio con motivo de crecimiento interno? ¿No tiene Estados Unidos una gran deuda mayoritariamente con su competidor comercial por antonomasia? (China) Antes esto, Dani Rodrik defiende el proteccionismo como una buena idea para las economías con débil crecimiento interno: “el proteccionismo de Estados Unidos sin duda va a generar algunos beneficiarios, así como en otros países.”

(Paula García Chamorro)

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